jueves, 31 de octubre de 2019
lunes, 14 de octubre de 2019
Intellectio Retórica: la causa de la controversia entre orador y auditorio
Luis Enrique Peñuelas Carrillo
haguen1386@hotmail.com
Para Aristóteles y Helena Beristáin la Intellectio se
manifiesta de manera muy general, al incluirlas en la Inventio, nombrándolas
como una formulación de preguntas ¿Qué? ¿Quién? ¿Dónde? que ayudarán a situar
la circunstancia específica de la enunciación del discurso (Rivera, 2007).
Para Lausberg, la Intellectio y la Inventio se sitúan en la
Res, en el Qué del discurso. Distingue a uno del otro, al ubicar a la
Intellectio como operación reflexiva donde comprenden ideas y pensamientos
respecto a la causa de la controversia entre orador y auditorio, siendo la
operación fundamental para la construcción del discurso. En este momento se
piensan las posibles refutaciones del auditorio. La Intellectio es la guía del
resto de las operaciones; establece un espacio donde se consideran las opciones
a favor y en contra antes de tomar una decisión. Mientras que la Inventio es un
proceso activo y creador, es decir, productivo. (Rivera, 2007).
De lo anterior, utilizaremos la Intellectio como una
operación donde se reflexiona acerca de la causa de la controversia entre
orador y auditorio, para comprender ideas y pensamientos que más adelante nos
ayudarán a producir el argumento.
La causa de la controversia en la Intellectio.
La retórica es la disciplina que se encarga de persuadir al
auditorio de algo en particular, lo cual en principio inicia con puntos en
desacuerdo entre quien emite la idea (orador) y quien la recibe e interpreta
(auditorio). Existen varias definiciones de retórica que se centran en el punto
en desacuerdo entre auditorio y orador:
“La Retórica es el estudio de los malentendidos y sus
remedios” Richards.
En este sentido, no existen desacuerdos, sino malentendidos
que tienen su origen en fallas de interpretación de quien recibe el argumento ó
de quien lo emite (La controversia en este sentido tiene su origen en fallas de
interpretación ó comunicación), es decir, existe un punto donde ambas personas
pueden estar de acuerdo, sólo es cuestión de encontrarlo y remediarlo, para lo
cual existe la retórica.
“La Retórica es el método, el órganon de los principios para
decidir mejor las cuestiones que son indecidibles, para arribar a soluciones
ante los problemas que son irresolubles, para instituir un método en esas fases
vitales de la actividad humana donde no existe un método inherente a la materia
de la que se ocupa una decisión. El arte de resolver este tipo de problemas es
la Retórica" Donald Bryan.
En esta definición, la retórica es un método que se encarga
de proponer una decisión en un lugar donde era imposible concebirla, debido a la
falta de solución a un problema que involucraba varios puntos de vista no
conciliados.
En ambas definiciones se nos pone de manifiesto que existen
puntos en los que la gente no coincide, ya sea por cuestión de fallas
comunicativas, interpretativas o por indecisión en la solución a un problema.
La retórica es una opción para remediar esos desacuerdos, lo que hace que tenga
como meta la persuasión.
La Retórica es “la facultad de descubrir en cada caso
particular los medios que son adecuados para la persuasión” Aristóteles[1].
Lo anterior agrega a la situación de la controversia un
punto fundamental en la retórica, concebido implícita o explícitamente como su
finalidad: la persuasión. Aristóteles en esta definición nos la pone
explícitamente, señalando que esta se logra en casos particulares, es decir que
cada situación requiere medios distintos para persuadir, debido a que son
controversias distintas. Este punto nos lleva a pensar necesariamente en una
variedad de personas que contemplan puntos de vista diferentes, en situaciones
distintas…el auditorio.
Para saber porque una controversia sucede en cada caso
particular, es necesario conocer lo que el orador propone y lo que el auditorio
piensa sobre ello, incluso antes de que sepa lo que el orador le propone. Para
entender mejor este punto, entendamos al auditorio cualitativa y no
cuantitativamente.
“…difícil resulta determinar con ayuda de criterios
puramente materiales, el auditorio de aquel que habla.” (Perelman, 1989: 55).
Contemplar al auditorio desde criterios cuantitativos es,
como dice Perelman, difícil por un lado e ineficaz por otro, ya que lo que
importa del auditorio, no es su edad, ni sus características físicas, sino lo
que piensa sobre un tema en una situación concreta.
“Para quien argumenta, el presunto auditorio siempre es una
construcción más o menos sistematizada. Se puede intentar determinar sus
orígenes psicológicos o sociológicos; pero, para quien se propone persuadir
efectivamente a individuos concretos, lo importante es que la construcción del
auditorio sea la adecuada para la ocasión”. (Ídem).
Entender lo anterior permite concebir a un auditorio
dinámico, que no permanece inmóvil, siempre con los mismos pensamientos en las
mismas situaciones, lo cual es indispensable para comprender que cada
controversia es causada por diferentes factores que presenta cada
circunstancia.
En general, las controversias se generan porque el auditorio
piensa, y no sólo eso, sino que piensa de manera distinta y cambiante,
dependiendo los factores que cada circunstancia presente.
Po otro lado, si una controversia existe, no es sólo porque
existen dos puntos de vista distintos, sino porque uno intenta adherir al otro
en el suyo.
“…la argumentación pretende obtener la adhesión de aquellos
a quienes se dirige, alude por completo al auditorio en el que trata de
influir.” (Perelman, 1989: 54).
Entonces veamos a una controversia como un acto donde dos
opiniones distintas sobre un mismo suceso, existen aisladamente, donde una
trata de tejer a la otra mediante la persuasión. Quien trata de tejer (orador)
al otro (auditorio), es quien presenta una opinión formada, estudiada y
reflexionada, es quien encontró una relación donde antes no la había.
El tejido de las opiniones que logra el orador, no se hacen
con la finalidad de aprovecharse del otro, sino que se realiza con fines de
complementación de ideas, donde el orador se ve enriquecido con las opiniones
del auditorio y viceversa.
“…se diseña (añado, el discurso) para generar cualidades en
ambos sentidos y no sólo en uno…”
(Tapia, 2004: 90)
El orador trata de adherir al auditorio a su argumento
mediante la persuasión. En este sentido, la definición de auditorio cambia.
“…nos parece preferible definir el auditorio, desde el punto
de vista retórico, como el conjunto de aquellos en quienes el orador quiere
influir con su argumentación.” (Perelman, 1989: 55).
La persuasión es una cuestión de la cual se encarga el
orador, bien desde él mismo (modo de ordenar y decir el discurso) ó desde fuera
de él. Las características que se basan en el orador mismo, tienen que ver con
las operaciones de la retórica que siguen a la Intellectio. Las características
de la persuasión que van más allá del orador, tienen que ver con razones de
forma social, es decir, la sociedad cuenta con instancias legítimas que
dictaminan un punto de vista, independientemente de la aceptación o rechazo de
los sujetos, por ejemplo, las leyes. Alejandro Tapia nos menciona la persuasión
con respecto a esto:
“…como lo vimos con Habermas (añado, la persuasión es), un
proceso de validación que no pasa sólo por la legibilidad sino por medio de
instancias que construyen la legitimidad y la validez.” (Tapia, 2004: 88).
Es importante mencionar esto, ya que el auditorio tiene
presentes en sus opiniones, cuestiones que tienen que ver con lo anterior, es
decir, se encuentra inmerso en un orden social que involucra instituciones y
leyes que acepta, las cuales, probablemente no esté dispuesto a violar.
Además, el auditorio se sujeta de un imaginario social, es
decir, de un conjunto de significados formadores de creencias, presentes en un
grupo de personas.
La noción de imaginario tiene que ver con el hecho de que la
constitución del yo se realiza a partir de la imagen del semejante: hay pues un
elemento que da a cada época o a cada comunidad una orientación, que
sobredetermina la elección de las redes simbólicas, su manera de vivir, de ver
y hacer su propia existencia, su mundo y sus relaciones, este estructurante
originario es lo que se llama imaginario social. (González, 1986: 183)[2]
Para conocer el pensamiento del auditorio es necesario el
conocimiento de las instancias que conforman su contexto: cultura, sociedad,
ideología, etc., todo enfocado a una relación dialéctica con las circunstancias
específicas de cada ocasión.
Entonces, podemos apreciar la controversia como la discusión
sobre dos puntos de vista aparentemente aislados, que el orador tiene unidos
desde un principio, por lo que trata de influir en el auditorio en un punto
concreto de esa unión (llamado loci), unido dialécticamente con su contexto
socio-cultural-ideológico, con la finalidad de persuadir al auditorio del
tejido de ambas opiniones, mediante el discurso.
La causa de la controversia se da porque existen dos puntos
de vista sobre un mismo tema, aislados (donde el contexto tiene que ver con la
formación dicha opinión). La tarea de tejerlos es del orador, quien para poder
hacerlo, requiere de la reflexión, estudio e investigación del aislamiento de
ambos puntos de vista, lo cual trae implícitamente el conocimiento experto de
su opinión y la del auditorio.
“La intelección es una operación en la que ya está presente
el auditorio, el conjunto de los oyentes, que, como destinatario del discurso,
impone una serie de presupuestos y representaciones a las que el orador ha de
adaptarse para que su discurso sea inteligible y aceptable, y para que surta
efecto en él esperado (es decir, la persuasión) y no caiga en el vacío y por
tanto en la ineficacia de lo inoperante por falta de conexión, entendimiento,
adecuación o enlace (las cursivas yo las añado) entre el centro emisor del
mensaje (el orador) y su destinatario (los oyentes).” (López Eire, 1996:
161)[3]
En general, el orador tiene que conocer al auditorio antes
de darle su discurso, tiene que saber lo que piensa del tema y porqué lo piensa
de esa manera, precisamente es en la Intellectio donde el orador se vuelve
experto sobre el tema, desde su punto de vista y desde el del auditorio, para
lograr tejerlos-conectarlos-unirlos mediante el entendimiento y adecuación.
En este punto (ya desde más atrás) nos adentramos en el
papel del orador en el discurso. Su función tiene que ver con la relación entre
dos puntos de vista independientes, teniendo en cuenta un beneficio mutuo, para
lo cual debe ser de la confianza del auditorio.
“…el planteamiento aristotélico que se refiere a la
necesidad retórica de no sólo abordar el discurso, sino cuestionar la presencia
del que lo profiere…ya que la retórica versaba también sobre el individuo, su
talante y su cultura, como condiciones para la persuasión discursiva.” (Tapia,
2004: 89,90,).
El orador, como menciona Tapia, era visto no sólo como sí
mismo, sino como alguien que pertenecía a una cultura, es decir, se le veía
como alguien con ideales y pretensiones según el conjunto de significados que
lo sujetaban.
Su talante se refiere a su forma, es decir, a los
pensamientos y actitudes que lo moldean, mismos que le atribuían cierta fama en
el auditorio, previo a su discurso.
“…en su aspecto significativo involucra cualidades de
carácter que son persuasivos […] tales como el sentido común, la virtud
aparente y buena voluntad hacia el público.”[4]
En la actualidad, el ethos es muy importante para alcanzar
la persuasión, lo cual se puede deber a lo que Ulrich Beck llama la “sociedad
del riesgo”, la cual es una nueva sociedad donde la decepción y el desencanto
de la gente hacia las instituciones es inevitable, lo que antes le brindaba un
sentido al sujeto social, es ahora un recuerdo que ya no causa absolutamente
nada más que desconfianza. Esto lo podemos notar en las reacciones de la gente
ante las propuestas de los partidos políticos, donde se puede notar un anuncio
muy bueno (en muy raras ocasiones), con buena aceptación del auditorio, pero al
final, donde se muestra la identidad del partido político, la credibilidad se
va al suelo.
El ethos cobra importancia desde la antigüedad, al ser como
se mencionó, un aspecto muy importante de la persuasión.
Aristóteles mencionó que las pruebas de la persuasión son de
tres especies:
“ unas residen en el talante del que habla, otras en la
predisposición que presenta el auditorio y otras en el discurso mismo”.
(Aristóteles, 1990: 175)[5]
Sobre el talante ya se habló, sobre el discurso mismo se
hablará mas adelante. La predisposición del auditorio es el interés que tiene
para recibir el discurso del orador, es decir, existe un acuerdo entre orador y
auditorio previo a la controversia, lo cual es buen inicio para el discurso, ya
que el auditorio aceptó el ethos del orador, pues está dispuesto a recibir su
discurso.
El ethos no sólo se tiene antes de dar el discurso, sino que
se tiene que preservar mediante y al final de el. El discurso es una buena
oportunidad para que un orador sin ethos, lo adquiera (en la medida que el
auditorio lo permita), o para que uno que lo tenga, lo pierda.
Hasta aquí podemos concluir que la causa de la controversia
es el origen de la argumentación del orador, en este momento el orador tejerá
ambas opiniones aisladas para proponer algo (haciendo uso de su ethos) en
beneficio de ambos, para lo cual su punto de vista se cimenta en estudio,
reflexión e investigación; lo mismo para el punto de vista del auditorio, más
el contemplar su contexto socio-cultural-ideológico donde se inscribe el
imaginario social.
Referencias:
Beristáin Helena (1995). Diccionario de Retórica y Poética, México: Editorial Porrúa, S.A.
Perelman Chaïm & Olbrechts-Tyteca (1989). Tratado de la Argumentación. La nueva retórica, Madrid: Editorial Gredos.
Perelman Chaïm & Olbrechts-Tyteca (1989). Tratado de la Argumentación. La nueva retórica, Madrid: Editorial Gredos.
Rivera Antonio (2008). "El papel del auditorio en la invención
(inventio) retórica", Revista Diseño en Síntesis, Núm. 39, México: Universidad Autónoma Metropolitana - Xochimilco.
- (2007). La retórica en el diseño gráfico, México: Editorial Encuadre, Asociación de
Escuelas de Diseño Gráfico.
- (2007). La retórica en el diseño gráfico, México: Editorial Encuadre, Asociación de
Escuelas de Diseño Gráfico.
Tapia, Alejandro (2007). El árbol de la retórica. Recuperado de http://elarboldelaretorica.blogspot.com
- (2004). El diseño gráfico en el espacio social, México: Editorial Designio.
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- (2004). El diseño gráfico en el espacio social, México: Editorial Designio.
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[1] Las definiciones de Richards, Donald Bryan y Aristóteles
se tomaron del blog electrónico de Alejandro Tapia: http://elarboldelaretorica.blogspot.com/2007/03/definciones-de-la-retrica.html
[2] Paráfrasis tomada de El diseño gráfico en el espacio
social p.94, de Alejandro Tapia.
[3] Cita obtenida de La retórica en el diseño gráfico de
Antonio Rivera, p.31.
[4] Declaración por Diseño: Retórica, Argumento y
Demostración en la Práctica del Diseño, Buchanan, p.11.
[5] Paráfrasis obtenida de El diseño gráfico en el espacio
social de Alejandro Tapia, p. 90.
La Inventio
Luis Enrique Peñuelas Carrillo
haguen1386@hotmail.com
En el proceso retórico, se nombran distintas fases: intellectio, inventio, memoria, elocutio, dispositio y actio. Al tratar de abordar a la Inventio nos vamos a encontrar con un paso previo, la Intellectio, quien es incluída por Aristóteles y Helena Beristáin (quien sigue fiel al primero) junto con la Inventio, nombrándolas como una formulación de preguntas ¿Qué? ¿Quién? ¿Dónde? que ayudarán a situar la circunstancia específica de la enunciación del discurso (Rivera, 2007).
Para Antonio López Eire, la Intellectio es una operación donde ya está presente el auditorio, es decir, se contempla a quien recibirá el discurso, se reflexiona acerca de él, para que a la hora de enunciarlo no caiga en el vacío por su ineficacia, lo cual sólo puede ser resultado de la falta de enlace entre auditorio y orador (Rivera, 2007).
Para Lausberg, la Intellectio y la Inventio se sitúan en la Res, en el Qué del discurso. Distingue a uno del otro, al ubicar a la Intellectio como operación reflexiva donde comprenden ideas y pensamientos respecto a la causa de la controversia entre orador y auditorio, siendo la operación fundamental para la construcción del discurso. En este momento se piensan las posibles refutaciones del auditorio. La Intellectio es la guía del resto de las operaciones; establece un espacio donde se consideran las opciones a favor y en contra antes de tomar una decisión. Mientras que la Inventio es un proceso activo y creador, es decir, es productiva. (Rivera, 2007).
En la tradición grecolatina, la Inventio es la primera fase del discurso retórico, encargada de prepararlo en su contenido, abarcando la selección de argumentos e ideas como instrumentos intelectuales que convencen, y afectivos que conmueven para lograr la persuasión (Beristáin, 1995 ).
Román Esqueda, define a la Inventio desde la retórica griega y desde la latina. En la primera, Inventio viene del griego ranoia, pensamiento, la Inventio es un proceso que busca el pensamiento, específicamente los elementos persuasivos.
En la retórica latina, se da un cambio en el tejido social, lo que hace que la retórica cambie. Específicamente, la Inventio debe ser la búsqueda de creencias, intenciones y valores de ciertos grupos sociales.
Los retóricos contemporáneos recurren en la Inventio a otras disciplinas para encontrar los valores, actitudes, aptitudes e intenciones ante una circunstancia determinada, tales como sociología, psicología, antropología y ciencias cognitivas.
Esqueda hace referencia a la búsqueda de los valores, creencias y argumentos del auditorio en categorías mentales, las cuales están ubicadas en una estrucutura especializada para el espacio, donde se utilizan proposiciones semánticas X está arriba de Y, llamados lóbulos temporales (Esqueda, 2007).
Para Aristóteles la Inventio instaura las pruebas o razones; se establece la acción de encontrar Qué decir. Desde ahí se orientará hacia dos lados, uno lógico para convencer, empleando pruebas que fundamentan la argumentación y otro emotivo para conmover, utilizando creencias del auditorio que pudieran hacerles sentir, como la moralidad (Marafioti, 1995)
Ya en la época de Roma, Quintiliano nos diría que la Inventio es la Res, o la cosa en sí. También la entendió como la investigación, el estudio de los materiales y el conocimiento de los instrumentos que se utilizarían en el discurso (García).
Para Cicerón, es el “encuentro o hallazgo” de las ideas. En esta definición se aplica la raíz latina de Inventio que es extraer. Aquí se establece una metáfora donde la Inventio “saca” de algún lugar las ideas, ese “algún lugar” son los denominados tópicos, que Cicerón metaforiza con manantiales (Ozuna, 2009).
Algo semejante menciona Mariana Ozuna, al denominar a la Inventio como un proceso abstracto, previo a la creación propiamente dicha, esta operación según Roland Barthes, más que de invención, es de “extracción creativa (Ozuna, 2007)
Desde la óptica de la imagen esquema de Mark Jhonson, la metáfora quedaría de la siguiente manera:
En esta definición, Mariana Ozuna se detiene a profundizar la Inventio, al asociarla con el paradigma hermenéutico de Gadamer, al dar por hecho que el manantial de donde se extraen las ideas que forman los argumentos están llenos de interpretaciones históricas que conforman hoy en día a la cultura occidental.
Para Mariana Ozuna, la Inventio consiste en elegir un tópico de manera consciente, que sea acorde con el auditorio para iniciar la argumentación. Al decir “elegir de manera consciente”, se refiere a la posibilidad de conocer los tópicos mediante un testigo de la historia: la literatura. A este respecto se puede consultar a Curtius, quien nos dice que la tópica coopera en la construcción de ciertas cosmovisiones comunitarias, representando un almacén de provisiones que puede consultarse en los tópicos literarios, como el del exordio, la falsa modestia, la conclusión, la invocación a la naturaleza, el mundo al revés, etc. De esta manera se puede llegar a encontrar se similitud en narraciones de la antigüedad, con medievales, modernas y contemporáneas. La tópica del mundo al revés pudo lograr esta similitud a través de la historia.
La noción de tópica es cambiante. En Sanmartín, Aristóteles utiliza la tópica como esquemas proposicionales vacíos que permiten ser rellenados con los términos de la proposición debatida, para obtener una proposición (Rivera, 2008).
Para Helena Beristáin, un lugar común son los Loci (lugares) ubicados como un almacén de temas esterotípicos o comúnes que son susceptibles de ser tratados nuevamente (Rivera, 2008).
En Boecio, los Tópica son un método para hallar argumentos. Los tópica responden a circunstancias y atributos de personas que responde al ¿Quién?, tales como su nombre, naturaleza, modo de vida, fortuna, estudios, etc. y acciones que responde al ¿Qué? Y ¿Cuándo?: consumación, antes, durante y después del hecho, tiempo y oportunidad (Rivera, 2008).
En general, el tópico alude a contenidos mentales y esquemas de pensamiento, noción que profundizan George Lakoff y Mark Jhonson, al decirnos que las opiniones compartidas se arraigan en nuestra mente en forma de conceptos metafóricos estructurales que influyen en nuestra conducta, quien puede ser modificada si se logran modificar los tópicos.
En general, la Intellectio es el momento de la reflexión de la controversia entre auditorio y orador, así como del auditorio y de la circunstancia en que se presentará el discurso. La Inventio es la etapa donde se eligen conscientemente los tópicos del auditorio para elaborar el discurso, quienes son creencias vividas y manifestadas a través del lenguaje; es junto con la Intellectio la Res del discurso y plantea el Qué, es decir, el material del que se tejerá el argumento(Rivera, 2008).
Referencias:
Beristáin, Helena (1995). Diccionario de Retórica y Poética, México: Porrúa, S.A.
Esqueda, Román (2007). Seminario de teoría y práctica de la argumentación retórica en el campo de los diseños, México: Universidad Autónoma Metropolitana - Xochimilco.
García García, Francisco (2005). "Una aproximación a la historia de la retórica", Revista de Comunicación y Nuevas Tecnologías Ícono 14, Núm. 5, Madrid.
Marafioti, Roberto (compilador) (1995). "La argumentación : lo mismo y lo nuevo" de Temas de Argumentación, Buenos Aires: Editorial Biblos.
Ozuna, Mariana (2009). Seminario de Tópica y Diseño, México: Universidad Autónoma Metropolitana - Xochimilco.
(2007). "¿Qué es diseñar, crear, inventar?, la inventio retórica". tÓpica y diseÑo.
Recuperado de http://topicaydiseno.blogspot.com/
Rivera, Antonio (2008). "El papel del auditorio en la invención (inventio) retórica", Revista Diseño en Síntesis, Núm. 39, México: Universidad Autónoma Metropolitana - Xochimilco.
- (2007). La retórica en el diseño gráfico, México: Encuadre, Asociación de Escuelas
de Diseño Gráfico.
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